¿QUÉ TAN EXPUESTO ESTÁ MÉXICO A LOS SINIESTROS NATURALES?

En México, los fenómenos de origen natural con alto poder destructivo son frecuentes, afectando principalmente a las poblaciones vulnerables. ¡Conoce qué tan expuesto está el país a los siniestros naturales!

Por su situación geográfica, el territorio mexicano se encuentra expuesto a una considerable variedad de fenómenos naturales que pueden causar desastres. El resultado de estos siniestros son destructivos saldos que, por desgracia, afectan a las poblaciones más vulnerables.

La frecuencia y diversidad de eventos catastróficos a lo largo y ancho del país es una noticia constante. Si lo dudas, recuerda los impactos locales de huracanes en las costas del Pacífico, las inundaciones en ciudades del Golfo de México, o los constantes sismos de la capital del país o de estados como Oaxaca y Guerrero.

En ese sentido, se puede decir que México es un país de siniestros naturales. De hecho, la ONU ha expresado que la República Mexicana se encuentra entre los 30 países con mayor exposición a desastres, tres o más, de múltiples magnitudes al año.

¿QUÉ TIPO DE SINIESTROS NATURALES AZOTAN A MÉXICO?

Al ser parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, un conjunto de fronteras de placas tectónicas donde se presenta 80% de la actividad sísmica mundial,  casi la totalidad del territorio mexicano (incluyendo su capital) está altamente expuesto al riesgo sísmico. Según información de 2011 del ya desaparecido Fondo de Desastres Naturales (Fonden), el país experimenta en promedio más de 90 sismos al año con una magnitud de 4 grados o más en la escala de Ritcher.

Por otro lado, por su ubicación en una región intertropical, México está sujeto a los embates de huracanes que se generan tanto en el Pacífico como en el Atlántico. Las marejadas y los vientos producidos por estos fenómenos se resienten principalmente en las zonas costeras del Pacífico, del Golfo y del Caribe, pero las intensas lluvias también generan inundaciones y deslaves tanto en las costas como en el interior del territorio.

En contraste, el norte del país se caracteriza por sus bajos niveles de precipitación, sequías frecuentes, y recurrentes ondas de calor. México tiene en su parte norte zonas áridas y semiáridas, por lo que esa es la región donde con mayor frecuencia se presentan las sequías. 

La exposición del territorio y de la población mexicana a este tipo de amenazas naturales es alta como lo expone la siguiente tabla:

 Fuente: Fonden 2012

DE LOS DAÑOS CAUSADOS POR LOS SINIESTROS NATURALES, ¿CUÁL ES EL COSTO PARA MÉXICO?

El costo de los desastres naturales se mide por los impactos económicos que generan daños y pérdidas, al igual que por las afectaciones que ocurren en el ámbito social. Estas últimas se refieren a personas heridas, defunciones, casas, escuelas y hospitales perjudicados, entre otros rubros. 

La siguiente gráfica, elaborada por el Centro Nacional de Desastres (Cenapred), brinda un panorama de la evolución de los daños causados por los siniestros naturales en el periodo de 2000 a 2019 en la República Mexicana.

El pico más alto en ese periodo fue en 2010, año en que se registró un impacto por $92,375 millones de pesos, principalmente por los huracanes Alex, Karl y Mathew. El siguiente año con mayor impacto económico fue 2017, cuando ocurrieron los terremotos del 7 y 19 de septiembre, que arrojaron pérdidas por $88,439 millones de pesos.

AGENDA DE PREVENCIÓN Y RIESGOS: LA MEJOR SOLUCIÓN ANTE LOS SINIESTROS NATURALES

Como bien señala un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), los fenómenos naturales por sí solos no causan desastres; la falta de prevención sí. Hace ver que las muertes, daños y pérdidas que dejan a su paso son consecuencia de una débil infraestructura, de violación a reglamentos de construcción, de mala planeación urbana, de falta de políticas que ayuden a un desarrollo sustentable, y de la omisión de recomendaciones por parte de autoridades.

“Estos sucesos –dice el organismo- deben servir como recordatorio de una agenda pendiente para reducir el riesgo y vulnerabilidad de las poblaciones en México”. Por ello, sugiere a las ciudades y los gobiernos locales adoptar una agenda de administración de riesgos y prevención de desastres.

Según el IMCO, el modelo de gestión de riesgo de desastres debe transformarse de un enfoque reactivo ante el desastre a uno de planeación, prevención y resiliencia. De acuerdo a esto, recomienda analizar y generar propuestas de política pública en áreas como la normatividad en materia de prevención y mitigación de riesgo de desastres, los sistemas de gobernanza a nivel subnacional, la operación del Sistema Nacional de Protección Civil y los mecanismos de colaboración multisectorial para la gestión del riesgo.

También advierte que la planeación urbana, el desarrollo de infraestructura y la gestión financiera del riesgo de desastres necesitan replantearse con una perspectiva de construcción de resiliencia. Además, los presupuestos locales y federales tendrán que adoptar mejores prácticas de gestión de riesgos.

Para el IMCO, el sector financiero y sus reguladores necesitarán diseñar instrumentos adecuados para mejorar la administración de riesgos y amenazas. Y, por último, exhorta a pensar en el diseño y adaptación de protocolos y planes de reconstrucción sostenible y transparente. “Sólo con mejor planeación y gestión de riesgos podremos dejar de ser un país con noticias de desastres que se repitan año con año”, concluye.Contrata a SINESTRY, un sistema que puede convertirse en el gran aliado de las aseguradoras y de las entidades públicas en la gestión de siniestros de gran volumen.

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